La Palabra de Dios no cambia
Fundamento: la Palabra permanece
Todo en la vida puede cambiar —casas, empresas, planes, incluso el color del cabello— pero la Palabra de Dios no cambia. No es palabra de hombre, sino del Dios vivo.
Si alteramos el mensaje para adaptarlo a la cultura del momento, dejamos de hablar la verdad que salva.
Santidad: condición para ver al Señor
La santidad no es un opcional para “los más espirituales”, es condición para ver al Señor.
El llamado a la santidad atraviesa toda la Escritura (Tanaj y Nuevo Testamento Judío). Dios no cambia Su estándar solo porque cambie la época.
El peligro de suavizar el mensaje
“Suavizar” el mensaje puede parecer misericordioso, pero en realidad le quita el poder que salva.
Quitar, añadir o reinterpretar para agradar a la cultura es jugar con el alma de las personas y con su salvación.
Fidelidad en tiempos de cambio
El estándar no se negocia
El estándar de Dios se mantiene. Cambian las modas, pero el llamado a obedecer permanece.
Predicar como está escrito
La responsabilidad de quienes enseñan es proclamar lo que está escrito, no lo que el mundo quiere oír. La fidelidad protege a la congregación de errores y cuida su destino eterno.
Conclusión y llamado
Dios envió a Su Hijo unigénito para salvación. Este mensaje no se edita ni se negocia. Llamamos a volver a la Palabra, a vivir en santidad y a rechazar toda dilución del evangelio.